En un día marcado por la volatilidad extrema en el mercado cambiario, el Banco Central logró contener la suba del dólar con una serie de maniobras contundentes. La cotización minorista superó los $1.300 en las primeras horas, pero cerró en $1.280, tras la intervención oficial. En tanto, el tipo de cambio mayorista terminó en $1.260, retrocediendo sobre el final de la rueda.
El BCRA combinó dos herramientas clave para frenar la corrida: por un lado, intervino con fuerza en el mercado de futuros, haciendo caer los precios de corto plazo; por otro, elevó agresivamente las tasas de interés para absorber pesos del sistema, luego de que la estrategia de desmontar las LEFI resultara contraproducente.

Intervención y medidas de urgencia
El economista Christian Buteler lo resumió así: “El Central vuelve a absorber pesos y paga un 35 %. El dólar mayorista cae 1 % en los últimos minutos”. Cuestionó además la estrategia previa: “El intento de desarmar las LEFI no funcionó bien”.
La semana pasada, el Banco Central dejó de licitar estas letras que ofrecían una tasa del 33,6 %. En su reemplazo, se intentó canalizar los pesos hacia instrumentos del Tesoro. Pero los bancos no respondieron: soltaron $10 billones, generando un excedente monetario que encendió alarmas.
Ajustes adicionales para enfriar el mercado
Frente al desequilibrio, el Gobierno desplegó un abanico de medidas:
- Reaparecieron las Lecaps en el mercado secundario.
- Se reforzaron los pases pasivos, drenando liquidez.
- Se elevaron las tasas de colocación hasta 36 %.
- Se convocó una licitación de deuda inesperada, fuera del cronograma oficial.
Aun así, las reservas internacionales del BCRA disminuyeron en USD 81 millones en la jornada, reflejo de la tensión latente en los mercados.
Incertidumbre y señales confusas
Desde el ámbito financiero, las críticas no tardaron en llegar. Un operador fue contundente: “Todo parece improvisado. Se eliminó un instrumento que costaba 29 % para terminar pagando 36 %. No tiene lógica”.
Aunque el impacto inmediato fue exitoso en términos de frenar la corrida, el episodio deja en evidencia la fragilidad del esquema actual y la necesidad de mayor previsibilidad. Sin una señal clara de confianza hacia adelante, los inversores siguen en modo cautela.